La polémica generada por la lesión de Ousmane Dembélé, apartado de los terrenos de juego durante seis semanas, había tensado las relaciones entre la selección francesa y el París Saint-Germain. El club parisino, molesto por el manejo médico del jugador durante su estancia con 'Les Bleus', pidió revisar los protocolos de comunicación y de seguimiento de los internacionales. Didier Deschamps, consciente del revuelo, decidió rebajar la tensión en la rueda de prensa previa al duelo de clasificación para el Mundial de 2026 frente a Islandia.