Pintor de la enigmática obra Mona Lisa, Leonardo da Vinci es recordado como uno de los artistas más importantes de la historia. También es ícono del Renacimiento y, aunque muchos no lo saben, tenía una filosofía de vida muy particular. Aunque ésta última no es tan comentada, el italiano solía seguir una dieta y estilo de vida especial. Las investigaciones han ido reconstruyendo cómo vivía Da Vinci y cuál era su alimentación, a través de sus cuadernos y escritos personales. Y es que el pintor siempre estaba en búsqueda del equilibrio y el bienestar. Fue así cómo se descubrió que la dieta del artista estaba basada en alimentos frescos y naturales, algo que registraba en sus cuadernos, pues le importaba mucho las propiedades y beneficios que tendrían los alimentos en su salud, una inclinación poco común en la época en la que vivía. ¿Qué comía Leonardo Da Vinci? Cuál era la alimentación del pintor Leonardo Da Vinci Según explicó Walter Isaacson, en su libro Leonardo da Vinci: la biografía, el aclamado pintor tenía una fuerte inclinación hacia el vegetarianismo —aunque no era estrictamente vegetariano— y sobre la dieta saludable y equilibrada. No le importaba solo el valor nutritivo de los alimentos que consumía, sino que también quería entender cómo éste influía en su salud física y mental. Da Vinci siempre fue un amante de la naturaleza, por lo que evitaba el consumo de carne. Según explicaron desde Infobae, el pintor no creía que los animales fueran fuentes de alimento porque, en comparación a las plantas, podían sentir dolor. Por este principio ético y por el respeto que sentía hacia la naturaleza y los animales, prefirió darle más importancia a una dieta basada en plantas. Y no solo eso. Los registros mostraron que Da Vinci evitaba vestir ropa hecha de materiales que provenían de animales, como el cuero o la lana, por lo que prefería utilizar vestimentas a base de lino. Se dice que Da Vinci, además de sus talentos artísticos, fue un genio en la cocina y la ingeniería. Creó utensilios que se utilizan hasta la fecha, como la servilleta, que buscaba reemplazar la cuestionada costumbre de limpiarse las manos en el lomo de animales que estaban atados a las mesas. También creó el tenedor de tres puntas, pues era amante de los tallarines y esta herramienta hacía más fácil poder comerlos, el prensador de ajo y un asador automático. Incluso, en una ocasión ideó un sacacorchos para personas zurdas. Leonardo Da Vinci era chef. Trabajó en distintas cortes europeas donde preparaba alimentos, organizaba banquetes y sorprendía a la nobleza con platos culinarios exóticos y distintos a los tradicionales de la época. Toda la creatividad que empleaba en sus pinturas, también lo hacía en su forma de hacer cocina. Era detallista y preocupado por cada textura, sabor y presentación. Cuál era la comida favorita de Leonardo da Vinci Según una exposición realizada en Lieja, una ciudad de Bélgica, Leonardo da Vinci tenía gustos culinarios “sencillos”. Uno de sus platos favoritos eran espinacas hervidas con un huevo encima de ellas. Alrededor, debía tener porciones pequeñas de queso mozzarella. Otra comida que solía comer a menudo era: una cebolla hervida, sobre una rodaja de queso mozzarella y, en el tope, una aceituna negra que dividía en cuatro. También le gustaba la sopa de castañas, que se preparaba aplastando las castañas y cociéndolas en agua. Después se las continuaba hirviendo con aceite, miel, sal y pimienta. Cuando quería hacer un plato más osado, podía preparar tres rodajas de zanahoria cruda con salsa de anchoas. Se trata de platos muy simples, pero que tenían una gran combinación de sabores, además de ser saludables. Eso es a lo que Da Vinci apuntaba en la cocina: disfrutar y degustar, pero también preocuparse de los nutrientes que recibía en su cuerpo. De hecho, en sus escritos, solía anotar consejos para mejorar la digestión. Por ejemplo, cuando comía lentejas, recomendaba hervirlas dos veces para evitar estar con el estómago pesado e hinchado de gases. También escribió alguna vez que beber el agua en el que se remojan los garbanzos podía ayudar a purificar los riñones, o que era necesario pelar los pepinos y eliminar sus semillas, antes de consumirlos. Los historiadores resaltan que el haber elegido una dieta vegetariana en la época en la que vivía Da Vinci —en el siglo XV— fue una decisión disruptiva y muy adelantada a su tiempo. Y es que se adecúa a las recomendaciones actuales de los médicos para tener una vida sana y longeva. Cuando imaginamos una mesa de esa época, nos podemos imaginar cabezas de cerdo, pan, vino y cerveza. De hecho, la carne solía ser un indicador de la alcurnia, pues solo las familias ricas y nobles podían darse el lujo de comerla. En este sentido, según los escritos del artista, Da Vinci nunca fue una persona codiciosa. Más que aparentar comiendo carne, prefería preocuparse por su salud y los efectos de su alimentación en su cuerpo, por lo que optaba por tener una dieta rica en frutas, legumbres y verduras. Hoy existe evidencia de que una dieta similar tiene múltiples beneficios para el bienestar, como la reducción del riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Da Vinci también escribió sobre la importancia de la hidratación y el consumo moderado de alcohol para cuidar el cuerpo y el cerebro. Para él, la alimentación debía conectar el cuerpo con la mente, un pensamiento muy adelantado de su época: cada decisión que tomaba respecto a su alimentación, debía tener un impacto en su salud. El artista falleció a sus 67 años, muy por encima de la esperanza de vida de su época.